martes, 4 de diciembre de 2012

Diamantino, cura jornalero

Diamantino García Acosta, aunque nacido en Salamanca (Ituero de Azaba) en 1943 se crió en Sevilla, donde ingresó en el Seminario de esa ciudad, ayudándose en los veranos en diferentes trabajo en Asturias, Cataluña o Bélgica.

Al terminar su formación se le envía a Los Corrales, pueblo  de unos 4.000 habitantes al que llega en agosto de 1969. La comarca de la Sierra Sur sevillana es tierra de latifundios y, por tanto, de jornaleros sin tierra, que complementan sus ingresos con la emigración temporal. Este entorno marca su compromiso con los pobres de su pueblo, en una visión del evangelio diferente a la de la Iglesia oficial, a la que consideró se había convertido en una "agencia de servicios religiosos".

Cuando vio el traslado de las familias de emigrantes jornaleros y al preguntar a donde iban todos, le contestaron que en el pueblo sólo quedaban los viejos, la guardia civil, el médico y el cura, contestó que a partir de ese momento el cura no se quedaría allí, pues acompañaría en sus fatigas a todos los que se trasladaban a trabajar. Desde ese momento fue uno más en el trabajo de los jornaleros y jornaleras en el pueblo o fuera de él.



Su cercanía y afinidad con los jornaleros, en el pueblo o en la emigración, le hace participar de sus problemas y de su lucha.

Fue uno de los participantes en el I Congreso del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) en 1976, junto a dirigentes jornaleros como y Gonzalo Sánchez ("El Bizco Patota") o Antonio Gómez, primeros dirigentes jornaleros antes de la organización formal del sindicato,  de Lebrija y Posadas, respectivamente y otros como Paco Casero, o personas que se implicaron en la lucha de los obreros del campo como el profesor universitario Antonio Torres o el propio sacerdote Diamantino. En el II Congreso del SOC, celebrado en La Puebla de Cazalla (Sevilla) en marzo de 1980, fue elegido Presidente del sindicato.

Participa en las acciones radicales por la tierra y el derecho a una vida digna, con su concepto de la religión que le hace estar cerca de los pobres, renunciando a su sueldo de cura para ganarse la vida como jornalero. Con esos principios funda la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, cerca de los marginados, ocupándose de la inmigración, prostitución, pobreza, drogadicciones, .... Rechaza el cargo de Defensor del Pueblo Andaluz, unos meses antes de su muerte que se produce el 9 de febrero de 1995, a los 52 años.

Los luchadores de hoy, integrado el SOC en una estructura más grande de todos los trabajadores por cuenta ajena en Andalucía a través del SAT, continúan añorando su actividad y presencia, como hace muchas veces en sus mítines Diego Cañamero.  





No hay comentarios:

Publicar un comentario